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Un Camino simple

Si moldeas tu vida según la naturaleza, nunca serás pobre. Pero si le haces caso a la opinión de la gente, dirán nunca serás rico. Los deseos naturales son limitados, pero aquellos que surgen de opiniones falsas no tienen fin. Así que come hasta saciarte, busca ropa de buena calidad para proteger tu cuerpo y un lugar seguro y cómodo para descansar y llamar hogar. Pero ten cuidado de no ir más allá de las necesidades que la naturaleza ha establecido.
Imagina esto: un techo de madera y tejas protege de los elementos tan bien como un techo de oro. La diferencia radica en la percepción. El hombre que construye un techo para mantenerse seco se siente satisfecho cuando su techo cumple su función. En cambio, el hombre cuyas necesidades se basan en opiniones nunca se siente satisfecho, incluso cuando su techo hace el trabajo de un techo. Necesita más por el simple hecho de tener más, por la extravagancia, por el estatus. No hay límite para su sed.
Esta insatisfacción se extiende a todos los aspectos de la vida. No está satisfecho cuando su zapato hace el trabajo de un zapato o cuando su pareja cumple su papel. Sigue insatisfecho, siempre buscando más, siempre deseando algo que parece inalcanzable.
Nos han enseñado a valorar lo que otros piensan de nosotros, a medir nuestro éxito por estándares externos. Sin embargo, la verdadera riqueza se encuentra en lo simple, en estar en armonía con lo que realmente necesitamos. Cuando nos enfocamos en lo esencial, en lo que la naturaleza nos pide, encontramos una paz y una satisfacción que no se pueden comprar.
moldear tu vida no es fácil, pero se puede aprender día a día.
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